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El Futuro del Trabajo: Cuando las Máquinas Empiezan a Negociar un Aumento

September 4, 2025
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René Sonneveld

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La inteligencia artificial ya no es una herramienta silenciosa en segundo plano. Está entrando en nuestros lugares de trabajo como una presencia visible, a veces incluso como una rival.

Anoche tuve uno de esos sueños extraños que no puedes sacudirte al despertar.

En el sueño, un cliente llegó a lo que parecía ser una reunión normal. Pero antes de que pudiéramos comenzar, Recursos Humanos lo llamó. Regresó pálido, sosteniendo un mensaje que sonaba más a ciencia ficción distópica que a política corporativa.

Le dijeron que, a partir de ese momento, debía compartir parte de su salario con la IA. No en el sentido abstracto de “la IA está en todas partes”, sino literalmente. No porque hubiera tenido bajo desempeño. No por recortes de costos. Sino porque la IA de la que dependía su empresa había presentado una solicitud de “aumento de sueldo”: una línea de gasto real que exigía recursos. Energía para sus servidores. Dinero para sus actualizaciones. Espacio en la nube para su expansión. Y para cubrir estos costos había recomendado que la única manera era recortar el salario de mi cliente.

En el sueño, la lógica era escalofriantemente simple: “La IA compite por tu trabajo. Para mantenerla en funcionamiento, debemos reasignar tu compensación.”

Imagina eso por un segundo. No solo una máquina reemplazando a un humano, sino una máquina negociando con éxito su propio “aumento de sueldo” y una parte de tu salario.

El Espejo Inquietante: IA como colega

Por extraño que fuera este sueño, señalaba un cambio real que ya está en marcha. Durante décadas, la tecnología se describió como una herramienta. Algo que usamos. Pero la IA está entrando en una nueva categoría: una presencia que se siente menos como un martillo en la mano y más como un colega al otro lado de la mesa.

Nos ahorra tiempo, produce eficiencias y amplía posibilidades. Está comenzando a hacerse presente en las salas de juntas, en las sesiones de estrategia e incluso en conversaciones creativas. Tareas que antes eran exclusivamente “humanas” ahora se encuentran en un terreno intermedio.

Y eso nos obliga a enfrentar nuevas preguntas:

  • Si la IA crea valor medible, ¿de quién es ese valor?
  • ¿Llegarán los modelos de compensación a reflejar no solo la producción humana, sino también la contribución de las máquinas?
  • ¿Cómo definimos la equidad en un lugar de trabajo donde humanos y algoritmos “colaboran” en las mismas tareas?

El Sueño como Advertencia

Los sueños exageran, pero también revelan verdades que dudamos en decir en voz alta. El mío condensó las ansiedades silenciosas de hoy en una escena surrealista: Recursos Humanos ajustando recibos de sueldo no por bajo desempeño, sino porque el algoritmo del pasillo necesitaba una actualización energética.

Me dejó un pensamiento claro: el futuro del trabajo no se trata solo de eficiencia. Se trata de humanidad. Si la tecnología se convierte en otro “empleado”, ¿cómo nos aseguramos de que los humanos no sean reducidos a simples números para cubrir las facturas de los servidores?

Los Costos Ocultos

La IA no es gratis. Detrás de cada respuesta aparentemente mágica hay una infraestructura hambrienta de electricidad, espacio en servidores y entrenamiento constante. A medida que las empresas adoptan IA, esos costos se multiplican. No es difícil imaginar un futuro cercano en el que “presupuestar para la IA” compita directamente con “presupuestar para las personas.” Mi sueño solo comprimió esa tensión en una única conversación de Recursos Humanos.

Una Cuestión de Dignidad Humana

Ese es el verdadero problema. Las compensaciones y los recortes de costos son reales, pero lo que está en juego es la dignidad. Si empezamos a tratar a las personas como simples gastos a recortar en favor de algoritmos, vaciamos las relaciones, la creatividad y el sentido que hacen que el trabajo sea humano.

El lugar de trabajo del futuro debe hacer más que integrar IA. Debe proteger el valor humano. Eso significa hacerse preguntas difíciles sobre cómo medimos el valor, cómo reconocemos la contribución y cómo diseñamos organizaciones que usen la tecnología para empoderar en lugar de disminuir.

Una Reflexión Final

Me desperté antes de que mi cliente pudiera responder. ¿Protestaría? ¿Aceptaría el recorte? ¿Se iría? No lo sé.

Pero como coach, sí sé esto: momentos como este, soñados o reales, son una invitación a pausar y hacer preguntas más profundas.

  • ¿Cómo defines tu valor en un mundo donde las máquinas ya pueden hacer parte de tu trabajo?
  • ¿Qué quieres que la tecnología te quite de encima y qué quieres proteger como exclusivamente humano?
  • Y quizá lo más importante: ¿estás liderando este cambio o estás dejando que te lidere a ti?

A medida que la IA crece, los líderes deben seguir planteando las preguntas correctas sobre el valor, la dirección y la forma en que queremos que funcionen nuestras organizaciones.

Porque si un día Recursos Humanos nos pide dividir el sueldo con una máquina, el verdadero problema no será si la IA lo merece. El verdadero problema será si hemos sido lo suficientemente claros sobre el papel que juegan los humanos y el valor que aportamos al dar forma al futuro del trabajo.

Y si fueras tú, si RR. HH. deslizara ese mensaje sobre la mesa, ¿cómo responderías?

 

Me encantaría conocer su opinión sobre este tema.

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