Coaching de equipos

Liderazgo: del vestuario a la sala de juntas

September 4, 2025
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René Sonneveld

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En todas partes, en salas de juntas, en canchas de juego, en vestuarios y en mesas de cocina, la gente habla de liderazgo. Es uno de los temas más estudiados en los negocios y en el deporte, y aun así uno de los menos comprendidos. Admiramos la resiliencia, la visión y la determinación en las personas, pero esas cualidades por sí solas no explican por qué algunos equipos triunfan de manera constante mientras otros se derrumban bajo presión.Lo que realmente hace que el liderazgo de equipo funcione no es el brillo individual, sino la capacidad de los líderes para crear las condiciones que permiten el rendimiento colectivo. Esto es tan cierto para una start-up que escala en un mercado volátil como para una selección nacional que se prepara para un campeonato mundial.

La comunicación crea conexión, la conexión construye confianza, y la confianza abre la puerta a la influencia.

¿Qué hace que el liderazgo de equipo realmente funcione?

En una reciente serie de conversaciones con estudiantes de MBA de la Booth School of Business sobre liderazgo de equipo y rendimiento mental, mencioné que después de esta asignación con la universidad me uniría a una selección nacional de deportes en preparación para un Campeonato Mundial. Eso encendió la pregunta que siempre parece iluminar una sala: ¿qué tienen realmente en común los líderes exitosos de equipos corporativos y deportivos?

Para ir más allá de los clichés, dejamos de lado las fortalezas individuales de un líder, como la resiliencia, la visión o la determinación. Esas cualidades importan, pero no explican por qué algunos equipos crecen mientras otros se desmoronan. Y no se puede estar en Chicago sin citar a Michael Jordan, quien lo dijo mejor: el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos. Sus palabras apuntan al corazón del asunto. Los líderes exitosos entienden que el rendimiento sostenido de un equipo depende menos de la estrella individual y más de la capacidad de un líder para convertir talento en fuerza colectiva.

Ese descubrimiento nos llevó a una pregunta más profunda: ¿cómo logran realmente los líderes que eso suceda?

El liderazgo ha sido más estudiado que cualquier otro tema en los negocios y el deporte, y aun así sigue siendo uno de los menos comprendidos. Una verdad sí se mantiene tanto en salas de juntas como en vestuarios: el liderazgo es influencia positiva porque cada decisión, cada acción y cada silencio de un líder moldea la atmósfera y el rendimiento del equipo.

De esas conversaciones surgieron cinco conceptos clave que quiero compartir contigo:

  1. El liderazgo es un proceso, no un acto.
    El liderazgo nunca es un gesto aislado o un discurso trimestral. Es una presencia continua, vivida día a día en la forma en que un líder se muestra. Los equipos no recuerdan una sola frase inspiradora tanto como recuerdan la consistencia del comportamiento en el tiempo. La confianza crece cuando el liderazgo se vive como un proceso, y se erosiona en cuanto se vuelve esporádico.
  2. Respetar las diferencias.
    Cada equipo está formado por personas con maneras distintas de estar en el mundo. Algunos brillan bajo presión, otros aportan lo mejor en momentos más tranquilos. Liderar significa reconocer esas diferencias y crear espacio para que todas importen. Cuando se pasan por alto, aparecen grietas; cuando se respetan, la confianza se profundiza y la cohesión se fortalece.
  3. Construir capacidades, no solo resultados.
    Es fácil para los líderes obsesionarse con los resultados y olvidar que estos dependen de la capacidad de las personas para alcanzarlos. La verdadera prueba del liderazgo es si el equipo se está fortaleciendo. Eso significa ubicar a las personas correctas en los roles adecuados y desarrollar sus habilidades. Los resultados son frágiles cuando descansan sobre cimientos débiles, pero cuando las capacidades crecen, el rendimiento se vuelve sostenible.
  4. Dar dirección.
    Los equipos necesitan saber hacia dónde van y cómo llegarán allí. Buscan en su líder la claridad, no solo sobre las metas, sino también sobre el camino, los roles y las decisiones que tal vez deban cambiar en el trayecto. Cuando llegan las tormentas, la dirección es lo que mantiene unido a un equipo. Sin ella, incluso el grupo más talentoso se desvía.
  5. Crear energía a través del disfrute.
    Liderar también significa dar forma al ambiente en el que la gente trabaja. La presión, el estrés y los contratiempos son inevitables, pero el disfrute mantiene la energía viva. No se trata de hacer las cosas fáciles, sino de hacer que el esfuerzo valga la pena. Un líder que sabe cómo aliviar la tensión, celebrar avances y dar color a la experiencia construye un equipo que puede resistir la rutina y seguir dando lo mejor de sí.

En pocas palabras, los líderes de alto rendimiento —ya sea en negocios o en deportes— viven el proceso día a día, respetan las diferencias, desarrollan capacidades, brindan claridad y crean un ambiente donde fluye la energía.

La influencia, entonces, no se trata de imponer. En el pasado, los líderes podían exigir obediencia. Hoy, la obediencia se rompe rápido. La convicción es más fuerte. La verdadera tarea del liderazgo es convencer, alinear e inspirar a un equipo para que crea en el camino y en su propio papel dentro de él.

Sí, los resultados importan. En el deporte, el marcador está a la vista de todos. En los negocios, los KPIs y las ganancias se escriben en blanco y negro. Pero los resultados nunca cuentan toda la historia. Los logros sostenibles provienen de dos fuentes: rendimiento y disfrute. Los líderes que invierten en ambas crean equipos que no solo ganan hoy, sino que tienen la resistencia y la convicción para seguir ganando mañana.

Me encantaría conocer su opinión sobre este tema.

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