Coaching de habilidades mentales

El Viaje de la Confianza Parte 5 – Lecciones Compartidas entre Atletas y Ejecutivos

September 7, 2025
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René Sonneveld

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Este artículo es parte de "The Confidence Journey," una serie de seis capítulos que exploran qué es realmente la confianza, cómo se construye y por qué importa en el deporte, en los negocios y en la vida.En las partes anteriores vimos cómo la confianza crece a partir de pequeños momentos, de la autoconciencia y de la guía de grandes coaches. Ahora pasamos a lo que atletas y ejecutivos pueden aprender unos de otros. Sus escenarios pueden parecer distintos, pero los cimientos de la confianza son sorprendentemente similares: resiliencia, preparación, confianza y la capacidad de encontrar ritmo cuando la presión es más alta.

LECCIONES COMPARTIDAS ENTRE ATLETAS Y EJECUTIVOS

Los atletas y los ejecutivos viven en mundos diferentes. Unos compiten en pistas, montañas y canchas. Los otros navegan en salas de juntas, mercados y mesas de estrategia. Sin embargo, cuando más está en juego, ambos dependen de la confianza.

Los atletas dominan la resiliencia bajo presión. Los ejecutivos dominan la estrategia en la incertidumbre. Ambos deben actuar cuando no hay garantías.

En Mónaco, durante una conversación con Mika Häkkinen, campeón mundial de Fórmula 1, me dijo que la confianza en las carreras nunca viene de la certeza sobre el resultado. Viene de la creencia de que en una fracción de segundo, cuando el coche está al límite y la pista es implacable, aún puedes tomar la decisión correcta. La Fórmula 1 no es solo el piloto. Häkkinen me recordó que la confianza también proviene de la confianza en el equipo, en los ingenieros que construyen el coche, los estrategas que calculan cada parada en boxes y el equipo que puede cambiar cuatro neumáticos en menos de tres segundos. Explicó que cuando conduces a 300 kilómetros por hora, debes creer que cada parte del sistema funciona, porque no hay tiempo para dudar. Esa confianza profunda es lo que permite a un piloto mantenerse calmado bajo presión y tomar las decisiones correctas en el momento justo.

Los ejecutivos enfrentan la misma verdad en un escenario distinto. Pueden sentarse solos en la cabecera de la mesa, pero su confianza está profundamente ligada a la preparación, la habilidad y la confianza que depositan en sus equipos. Cuando los líderes no confían en su gente, la duda se cuela. Las decisiones se ralentizan. La energía se agota. Pero cuando la confianza es fuerte, la confianza se expande en toda la organización, haciendo posible actuar con claridad en tiempos de incertidumbre.

Esa misma dinámica de confianza y alineación es lo que Alexis Pinturault, el campeón de esquí francés, una vez me describió como ritmo. Cuando su cuerpo está en ritmo con la montaña, sabe que puede confiar en sí mismo para reaccionar, sin importar cómo cambie la pista. Pero cuando el ritmo se rompe, la duda entra de golpe. Los líderes experimentan lo mismo. Cuando un equipo pierde el ritmo, las reuniones se estancan, la alineación se fractura y la vacilación se apodera. La confianza es lo que restaura el ritmo, y el ritmo es lo que restaura el flujo. La preparación sienta las bases, pero el ritmo es lo que transforma la presión en rendimiento.

Esta conexión entre ritmo y flujo no es solo anecdótica. Como escribió el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi en Flow: “Los mejores momentos de nuestra vida no son los tiempos pasivos, receptivos y de relajación… Los mejores momentos suelen ocurrir cuando el cuerpo o la mente de una persona se estiran hasta sus límites en un esfuerzo voluntario por lograr algo difícil y valioso.” Los atletas lo sienten cuando todo encaja en medio de una carrera. Los ejecutivos lo sienten cuando un equipo está alineado y empujando juntos hacia una meta clara. El flujo no es suerte. Es el producto de la confianza, construida a partir de preparación, resiliencia y confianza.

He visto el mismo patrón en ejecutivos que guiaban empresas a través de crisis. Un CEO con el que trabajé enfrentó mercados en colapso y una junta exigiendo respuestas. Lo que lo sostuvo no fue una estrategia perfecta ni una resiliencia inquebrantable, sino la combinación de ambas. Se apoyó en la resiliencia para presentarse cada día y en la estrategia para tomar decisiones claras cuando el camino era incierto. Esa mezcla le dio la confianza para liderar cuando otros se paralizaban. Me mostró que, ya sea en las pistas, en la montaña o en la sala de juntas, las lecciones de confianza convergen de la misma manera.

Los atletas y los ejecutivos pueden aprender unos de otros. Los atletas a veces se apoyan demasiado en la resiliencia, avanzando a costa de la estrategia. Los ejecutivos a menudo quedan atrapados en el análisis, perdiendo la energía y el coraje de empujar cuando más importa. Ambos rinden al máximo cuando la resiliencia y la estrategia se encuentran. La confianza es el puente que les permite encontrarse en el medio.

REFLEXIÓN FINAL

La confianza no es dominio exclusivo de atletas o de ejecutivos. Es una práctica universal. El escenario puede cambiar, pero la lección es la misma: la resiliencia necesita estrategia, y la estrategia necesita resiliencia.

Así que aquí está la pregunta: ¿en qué parte de tu vida necesitas más resiliencia y en cuál necesitas más estrategia? ¿Y cómo crecería tu confianza si unieras las dos?

Me encantaría conocer su opinión sobre este tema.

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